Si no hay papel higiénico bueno es un ladrillo
Recuerdo cuando mi padre me enseñó en la montaña a limpiarme el culo con hojas de los árboles. Todo para intentar conseguir que fuese un hombre de provecho. La mejor lección que me enseñó en su vida.
Este hombre tuvo que tener un padre un poco mas bestia que el mío.